jueves, 18 de mayo de 2017

QUE LUGAR OCPABA LA MUJER EN EL PRINCIPIO DE LA IGLESIA




Las diaconisas ya mencionadas en el Nuevo Testamento (Rom. 16:1) eran numerosas en los siglos segundo y tercero. Su misión era para con las personas de su sexo la misma que la de los diáconos: visitar las enfermas, enseñar a las recién convertidas y velar sobre su conducta. Es así como el cristia­nismo elevó a la mujer dándole una misión importante que cumplir en la vida. Se requería para ser diaconisa tener sabiduría y buena reputación entre los de afuera. Al lado de las diaconisas estaban las ancianas, que en muy poco diferían, salvo en que la misión de estas últimas era más bien de carácter espiritual, mientras que la de las primeras era sobre cosas temporales especialmente

Una de las cosas que el cristianismo hizo en aquellos días fue la de elevar el carácter y dignidad de la mujer. Entre los paganos la mujer era sólo un mueble bello. Entre los cristianos se sienta al lado del hombre en las asambleas, participa del mismo pan en la comunión, toma parte activa en la obra de la iglesia, y cuando llega la hora del martirio, desciende a la arena con tanto heroísmo como el hombre, o aun mayor.

el vestido. La modestia de los cristianos debía hacerse manifiesta aun el modo de vestir. Esto se aplicaba especial­mente a la mujer, que siempre ha sido la más expuesta a la tentación del lujo. Las joyas estaban proscriptas de la vestidura femenina. Los trajes llamativos e indecorosos, comunes a las mujeres paganas, eran detestados. Las cristianas se vestían con suma sencillez. Esto no implicaba un desprecio a lo bello. Por lo contrario; Clemente favorece a los vestidos blancos, símbolos de la pureza y ataca el uso de los vestidos llamativos que cuadran más bien con las pompas de un espectáculo que con el testimo­nio del cristiano

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